viernes, enero 23, 2009

Arde...




El cielo dorado se mueve formando ondas alrededor del vagón, ondas que igualmente mueven a la gente, apretada. El ganado a bordo del metro se mueve sin saber que lo hace, oscila a la velocidad del sueño y de la hipnosis, se sumerge en el individualismo compartido, en la solidaridad egoísta de tocar sus húmedas ropas con quien le sigue y le precede. Compartir el vaporoso metro cuadrado, constantemente cambiante. En la ventana, polvo. Polvo que se suelta y flota entre nubes de aceite. Las personas gotean oro líquido. No son muchas, ni individuales; sólo son el resto. Un asqueroso océano de telas y pieles hirviendo rellenas con vísceras y mierda autoinducida. El unico horrible detalle que me recuerda su semejanza conmigo son sus rostros cansados. Sus ojos entrecerrados penetrando y bailando torpes en mi espacio y lo que me atraviesa. Se me hace estremecedora la idea de saber que tras de mí se halla otra cantidad similar de ojos rendidos y de rostros brillantes. El brillo de sus caras me bombardea y me siento sucio. Siento una capa de aceite y tierra sobre mi nariz y mis mejillas.
¿Cómo pude respirar entre tanta impureza?
Busco desesperado un paquete de toallas húmedas en mi bolso.
El cierre quema.
Al fin logro sacar una y la paso por mi rostro.
No es suficiente. La primera no hace más que arrastrar la grasa que me vuelve igual al mar de gente que me rodea. termino de limpiar mi rostro y siento mis poros respirar una frescura tan mediocre, tan conformista y tan superable, que se vuele menester limpiar tambien el aire que me rodea. Sus cabezas encebadas continúan bailando y desfalleciendo. Se mueven y emanan el brillo que mis ojos no logran evitar a pesar de la náusea que provoca. Las yemas de mis dedos se hallan a salvo entre el alcohol etílico de las toallitas, a la vez que el resto de mi cuerpo se desespera porque aquel alcohol bañe este lugar,
los limpie,
los ahogue,
los corroa,
los disuelva.
Me pongo de pie ya decidido a actuar.
No ha transcurrido un minuto desde que he vencido la timidez de arremeter contra ellos mientras recibo golpes en mi
nariz. Y entre sangre, alcohol y cebo humano mi lucha se vuelve contra ellos.
Cada vez que con una toalla toco sus goteantes rostros calientes una sensación de victoria me reconforta hasta el punto de hacerme ignorar los golpes de cartera los codazos y la sangre corriendo sobre mis labios.

5 comentarios:

Diego Molina dijo...

Estaba esperando que tus palabras abandonaran la utilidad que últimamente acostumbraban. Aunque nunca pensé que perjudicaran tu blog, pero sí que restaban y reprimían el poder que ahora se desata en este terrible e intenso canto de ahogo; poder que había tenido la oportunidad de a-preciar en contadas ocasiones.
Creo que al leer esto puede llegar a sentirse contraído y reseco el pecho, y puede verse con angustia el fresco crepúsculo allá afuera...

Un dibujo tuyo habría terminado de destruir toda resistencia emocional que pudiera haber quedado en quien lee... ofrezco mi scanner para la próxima jajaja

Tengo algunas incomodidades acerca de cómo escribes, pero creo que no es tiempo para ellas.

Pasando a otro tema no se si responder tu comentario aquí o en mi blog, así que para que no ladres lo haré en los dos, aunque sé que terminarás ladrando de todos modos:

"Maldición! no lo difundirás?! Y yo que puse tu blog en mi pagina XD...
...y creo que anónimo lo es porque no tiene blog, pero quizá si lo tuviera insistiría en su anonimato"

Hasta nuestra próxima prostitución artística.

Gittana dijo...

que puedo decxirte...???? vivimos en un mundo tan tan tan tan... humano??

Diego Molina dijo...

Vine por una entrada nueva, no la encontre...

Ara. dijo...

Siempre tan acertivo hombre.
Qué terrible resignarse a la resignación de la gente por todo, a la mediocridad,preocupación por cosas vanales, y sentimientos propios de ser humanos.
Y tener que ser parte de eso, cuerpo a cuerpo, solo porque tienes que seguir viviendo en el mismo mundo, Puuuuuuuta que arde, la mierda sucia.
Así de blasfémico.
Ojalá el alcohol limpiara el mundo, ojalá.
Sigue peliando que de a poco, las minorías locas son más.
Y más cuerdas, los demás no lo saben .
Te quieor mucho marquito de mi vida.

Gittana dijo...

EN DONDE ESTAS????